sábado, 4 de octubre de 2014

Nos conocimos en la plaza un verano y empezamos a vernos cada tarde. Enseguida nos hicimos los mejores compañeros de juego: reíamos, corríamos, nos hamacábamos y girábamos contentos en la calesita. Cada vez íbamos más rápido, nos reíamos nerviosos con ese vértigo lindo en la panza pero una tarde pusiste una cara rara y yo me di cuenta pero no dijiste nada y me olvide pronto y seguimos girando y tu mueca ahí estaba pero no bajabas y la calesita más rápido hasta que saliste volando y caíste al suelo y te salió sangre de la nariz. Nada grave, pero lloraste y todos nos impresionamos de la sangre y no había adultos que socorrieran y entonces intente limpiarte con la manga pero te enojaste, me empujaste y te fuiste. No volviste. Te esperamos, dimos un par de vueltas pero no era lo mismo y se fue el verano y llegó el invierno y ya no jugamos en la plaza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario