Me volví a perder... últimamente todo ha tomado una extraña forma dialéctica. Hay círculos
imperfectos que parecieran repetirse pero no, porque cada vez toman
una forma diferente pero igual, porque al fin de cuentas el motor
sigue siendo el mismo: salir de la gran costumbre; pero el saboteo
tampoco cambia su forma, la quemadura dulce prosigue... el empujón,
la idea, la conexión... el estancamiento, la distracción, el
abandono... Intento siempre motivos diversos, pero se bien que en el
fondo existe sólo uno: el indescriptible, ese al que soy incapaz de
ponerle un nombre, ese que hace que respirar sea difícil, ese que
contiene en sí miedo, soledad y rayas, muchas rayas.
Seguir al conejo hizo que cruzara, el
haber cruzado me dejó ver, el haber visto generó el rechazo, el
rechazo trajo soledad, sentirme sola hizo que quisiera volverme ciega
y esa falsa ceguera hizo que empezara a buscara en cualquier cuerpo
tibio un alivio para mi soledad...
Falso alivio condimentado por breves momentos de éxtasis en los que pude no pensar, pero que acababan prontamente... como llenaban mi cuerpo, así lo vaciaban y la soledad se abría paso por entre mis entrañas, consumiéndome entera, dejando en evidencia que no había vuelta, que la mentira era sólo una posibilidad como mentira, siempre consciente.
Falso alivio condimentado por breves momentos de éxtasis en los que pude no pensar, pero que acababan prontamente... como llenaban mi cuerpo, así lo vaciaban y la soledad se abría paso por entre mis entrañas, consumiéndome entera, dejando en evidencia que no había vuelta, que la mentira era sólo una posibilidad como mentira, siempre consciente.
No supe que hacer, me quede de esta
lado, añorando aquel otro, sola. Y acá estoy en este nada que no
entiendo porque es nada y no hay nada que entender, sin poder volver
al dulce engaño.
Fundido a negro pero con un punto
blanco que mantiene un latir. Una parte mía aún no resigna la
búsqueda de este lado; sólo hay que dejar de vivir allá y buscar
acá, entre los que estamos. Hacer valer la diferencia, es instalar
la idea, la discusión, el diálogo, no dejar de creer... otra vez.
De repente el punto blanco se hace cada vez más y más grande:
optimismo, creencia, diálogo, idea; hasta posibles cuerpos tibios
con un torso acogedor y un corazón cuyo latir me pacifique...
Terminare encegueciendo de blancura? Estará empezando otra vez el
círculo igual pero distinto? Otra vuelta a la calesita? Tal vez no,
tal vez si, en el medio siguen quedando los quizás … (siempre
preferí a Julio)
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