domingo, 15 de enero de 2012

Opio en las nubes - Say no more



Opio en las nubes


Cerras vos que tenes la llave.
Calle, mary poppins, puerta, sonrisa, barra, dos tragos, brindamos porque nos echaron del trabajo, reímos, lloramos, nos abrazamos, el alquiler, la gata muerta, el patio, otro trago, nos reímos de nuevo, exageramos, bailamos, cantamos, bailamos más, una mano en la cintura, tu sonrisa cómplice que aprueba, una puerta, botellas apiladas, una tarjeta y un billete, una mano entre mis piernas, el aliento en el cuello, cerrar fuerte los ojos, vértigo, vértigo, vértigo, vértigo, saco el billete de un dólar y me hago la linda, no me cree y nos reímos. Alivio. otra vuelta, otro beso dulce, "Vuelvo a la barra", me acomodo la falda, salimos, te busco entre la gente, te encuentro por los labios rojobuscoguerra, el poeta esta sacado, va a ser una noche larga, el sol nos encuentra hablando de Chaparro y decimos puras boludeces pero a vos te gusta, y al poeta y a mi también, y no quiero que cojas con él porque quiero que duermas conmigo, o por lo menos me inviten pero no tiene pinta; me tapo y no puedo, salgo y pateo, calle, calle, calle, parque, señoras haciendo ejercicio, perros cagando, niños frescos, duele, auch, duele. Casa otra vez, estas preparando café, el poeta duerme en tu cama, nosotras nos enroscamos en la mía, beso, besito, mimo, beso, te quiero, cualquiera otra vez, bueno no importa, beso, mañana vemos, beso, dormimos.


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Say no more

El tren avanza, amenazante. Todo es en vano. El tiempo no para.

Ya se habían preguntaron por la inmovilidad y la autenticidad Horacio y Escobar, ¿por que no dejarlo ahí? Ellos sabían que no encontrarían respuestas. María también. Y sin embargo…
Tomaba anís y escuchaba de reojo la conversación que una niña sentada en la puerta mantenía con algún amigo imaginario.
El bar tenía las paredes pintadas azul baño y vibraba al ritmo de una cumbia dominicana. La in autenticidad fue lo que la condujo a elegirlo. Se sabía cliché y le dolía pero más valía rendirse y homenajear lo inauténtico en todo su esplendor.
Entregarse a la in autenticidad o a la quietud. Dicotomía de la existencia: en ninguna encontraría el sentido. Pura ficción para quienes alimentan sus vidas de mentira.
Llueve en Madrid.
La calle del bar era Alfredo Castro Campa.
Ahora la niña acomodaba servilletas en una carpeta con imágenes rosadas mientras se contaba algo así misma y la miraba a María de reojo.
En el televisor anunciaban que la muerte de Simoncelli se había debido a la fatalidad, sin embargo entrevistaban al concesionario de los cascos de la moto.
Nada, absolutamente nada de lo que rodeaba a María tenía algún sentido. Darle sentido activo a la existencia era tan sólo una ilusión.
María inconciencia, bar de putas dominicanas que prometían besos ásperos y demarcaban territorio  al grito de papito. Diosas de la noche, comerse el mundo o morir de miedo.  O las dos.

El anís había empezado a hacer efecto. Stop.
Se levanto y se puso en off, prometiéndose dejar el laberinto.
Say no more y dejar que la lluvia le acaricie la cara.

viernes, 6 de enero de 2012

de Granada

La mujer camina dificultosa, un crío se le escurre entre las piernas a cada paso.
Un hombre pasea con la muerte de Morente bajo el brazo.
La dicotomía de ser livianamente entre costumbres ajenas y motivaciones lejanas.
Es que la claridad se rifa en la peña de la esquina
y un perro andaluz reparte los números de la suerte.
Pesadez vagabunda de parir maravillas eternamente sola y ya en el mundo.
Ahora el azul será nuevamente convención, a sabiendas de lo que no es.
Como el sol negro. Oximoron.
Pero habrá que evitarlo y creer ferviente en el azul.
Alivio para el alma intranquila que busca lo que no hay sino del otro lado, 
más allá de todas las calles y las cuevas.