sábado, 4 de octubre de 2014

Desapalabrada

De vez en cuando quedo totalmente despalabrada; me abandonan sin excepción, todas juntas y de un plumazo. Ninguna rebota siquiera en la punta de la lengua.
Algunas veces las siento empujar detrás de los ojos;
las percibo sutilesse que están ahí, pero no puedo verlas ni oírlas.
Pueden pasar días, generalmente horas, y eventualmente aparecen,
atolondradas y en malón, intentan salir todas juntas.
Entonces las escupo al viento desordenadas.
Y después de estallarse contra cualquier cosa
y verlas confundirse,  Intentando en vano articular y danzarse,
acontece una calma como de atardecer

Se van quedando dormidas, 
entonces llega el Silencio, 
Ancestro de todas ellas,
Aparece cuando por fin se revela 
(otra vez y por un instante) 
que las palabras no son el idioma de lo que siento.

Pero ellas son rabiosas.
Descubren el silencio y en seguida despachan, disparándose:

que soy, vivo, palpito, inhalo lo indecible;
que la profundidad del océano es ...
que del centro de la tierra emanan rayos directo a la planta de mis pies
que las almas traspasaron,

aún sabiéndose perdidas, 
luchan intentando describir, 
se ordenan y reintentan:

el instante en que soy
la esencia del ser que se sabe,
se, soy, lo que no puedo decir 

y el silencio vuelve a knoquearlas,
Y ellas que repiten una y otra vez:

...cuando sólo respiro y te miro y dios
somos escencia... somos estados, 
síntesis cósmicas... 

Ellas no van a rendirse y el silencio las deja jugar, como el gato al ratón.

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